Seguramente, conoces a alguna persona que padece asma o, incluso, puede que esa persona seas tú mismo.
A pesar de que esta enfermedad sigue sin tener cura, a fecha de hoy existe una amplia variedad de tratamientos para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, sigue siendo una condición complicada que amerita mucha atención.
Tener control sobre la enfermedad y seguir las indicaciones médicas, es de vital importancia para evitar complicaciones en el futuro. Si quieres saber mucho más acerca de este padecimiento crónico, sigue leyendo este artículo. A continuación, te contamos todo lo que debes saber.
¿En qué consiste el asma?
Se trata de una enfermedad crónica o, dicho de otro modo, de una enfermedad prolongada que ataca directamente el funcionamiento del sistema respiratorio.
En algunos casos puntuales, el problema que más afecta a los pacientes es la inflamación de las vías respiratorias. Esto último, se debe propiamente a la irritación que, como consecuencia, genera la hinchazón en dicha zona.
Sin embargo, esto no es todo lo que genera esta enfermedad. En otros casos, los pacientes sufren de contracciones en las fibras musculares. Esta complicación es lo que se define como broncoconstricción o broncoespasmo.
En el peor de los casos, los pacientes presentan los dos problemas en simultaneidad con mayor o menor escala. Los broncoespasmos y la hinchazón en las vías respiratorias generan que las vías de respiración se hagan cada vez más angostas. Es por ello que un paciente asmático tiene problemas para respirar correctamente.
¿Qué síntomas presenta el asma?
En este punto, es importante mencionar que algunas personas pueden presentar síntomas y otras, en cambio, pueden ser asintomáticas hasta encontrarse con factores que generan la aparición de reacciones. Ahora bien, generalmente, el asma suele presentarse con los siguientes síntomas:
- Tos seca o con flema.
- Contracción de la zona abdominal al respirar.
- Problemas para respirar al realizar actividades deportivas.
- Sibilancia al respirar.
- Dolor en el pecho o sensación de rigidez.
- Problemas para conciliar el sueño.
En cualquier caso, los síntomas que aparecen durante la enfermedad tienen que ver con el tipo de asma desarrollada por el paciente. Es decir, si se trata de asma alérgica o asma no alérgica.
¿Cuáles son las causas del asma?
A decir verdad, no hay todavía evidencias científicas suficientes que confirmen la causa o las causas que provocan esta enfermedad. El motivo de esto es que el asma puede surgir de distinta forma en cada paciente.
No obstante, en casi todos los diagnósticos un cuadro asmático es la consecuencia de una reacción excesiva del sistema inmunológico ante la presencia de un alérgeno como, por ejemplo, el polen, la caspa de animales o los ácaros, entre otros.
Además, después de varios estudios se ha comprobado que también puede haber conexión genética con el desarrollo del trastorno. Esta afirmación permite comprender por qué algunas personas suelen presentar alergias con mayor facilidad que otras. Generalmente, es posible considerar las siguientes causas frecuentes:
- Infecciones respiratorias.
- Irritación ocasionada por tabaquismo, vapor, humo o polvo.
- Inhalación de sustancia químicas.
- Alergias.
- Algunos medicamentos.
¿Qué órganos se ven afectados por el asma?
Dada la complejidad y el modo en que evoluciona esta enfermedad, las repercusiones más negativas se dan en los pulmones. Ahora bien, es importante tener presente que, al no tener la oxigenación suficiente, muchos otros órganos acaban por funcionar de forma inadecuada.
Tratamiento del asma
Como ya mencionamos antes, ningún tratamiento cura el asma. Sin embargo, es importante controlarla. Para ello, hay distintos tipos de fármacos y métodos a fin de poder mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad.
Es necesario tener presente que cada caso se trata de forma individual. Los expertos a cargo del diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad son los médicos neumólogos y alergólogos, estos últimos siempre que se diese el caso de asma alérgica. Bajo ningún concepto se debe recurrir a la automedicación en caso de asma o cualquier otra enfermedad.
Teniendo esto claro, pasamos a describir algunos tratamientos de uso frecuente en pacientes asmáticos:
- Inhaladores: básicamente, son aparatos que expulsan la cantidad necesaria de medicamento para controlar un ataque de asma. El componente se deriva a las vías respiratorias. No todos los inhaladores tienen el mismo fin. Mientras que algunos son para aliviar el ataque de asma (rescatadores) otros previenen la aparición de síntomas (inhaladores de uso diario).
- Espaciadores: los espaciadores son útiles para quienes usan inhaladores. De hecho, los niños suelen usar este tipo de artefacto. Se trata de aspiraciones por medio de una boquilla para activar el inhalador.
- Nebulizadores: en este caso, se produce una combinación de medicamento y agua. Esto permite que la medicina cumpla su función de un modo más potente. Es recomendable para tratar asma severa.
- Otros medicamentos: según la gravedad del caso, el médico de cabecera puede recetar pastillas como prednisolona.
Diferencia entre asma alérgico y no alérgico
Como bien mencionamos antes, el asma puede surgir debido a diversos antecedentes, incluso genéticos. Por ello, no siempre que se desarrolla la enfermedad se trata del mismo tipo.
Dicho de un modo más claro, el asma intrínseca o no alérgica, no involucra la presencia de componentes alérgenos. Ésta es la diferencia más importante con respecto al asma alérgica.
Es importante aclarar que la alergia no es considerada una enfermedad como tal. Al contrario, se trata de un agente que interviene en el desarrollo de una patología como lo es, en este caso, un cuadro asmático.
¿Cuándo es necesario visitar al médico?
Desde que los primeros síntomas aparecen, es necesario asistir con un experto en la materia para prevenir el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, hay situaciones en las que es indispensable acudir a urgencias como en los siguientes casos:
- Sensación de ahogamiento al caminar, hablar o incluso al estar sentado.
- Problemas respiratorios sin mejora. Esto se refiere a los casos en que a pesar de usar el inhalador, es difícil respirar correctamente o cuando no hay mejoría con el tratamiento recetado por el médico.
- Problemas para dormir o despertarse durante el sueño con ahogo.
- Cuando los labios, yemas de los dedos y lengua presentan coloración azul.
- Si al usar la medida FEM se encuentra por debajo del 60% de su mejor FEM.